martes, 28 de diciembre de 2010

otro fragmento

se odiaba con la misma intensidad con que se amaba. era como si esas dos fuerzas igualmente resistentes, funcionaran a manera de bloques, impidiendo que alguno de estos sentimientos pudiera ser realmente percibido.
Todo en ella estaba agotado, la habitaban tantas palabras como seres. Y escribir parecía de a momentos el exorcismo, sin embargo los fantasmas despertaban furiosos en cada línea y devoraban todo signo de redención. Ella proseguía, en silencio, no sangraba, no temía a esos, sus espectros.
Durante algún instante creía haber controlado el ardor, luego entendía que las ramas secas en sus manos volverían a crecer.