sábado, 31 de julio de 2010

Jueves

Era el tiempo de la felicidad estéril, de la entrega exasperada, de las luces bajas resguardando el deseo, amansándolo, de la oscuridad que enfundaba nuestros cuerpos, descubriéndonos los ojos, dos gatas lamiendo su propio anhelo de la caricia siempre cercenada.
Era en la semana, solo un día. El de la celebración y la fiesta. Simbióticamente amanecidas desayunábamos la risa y la euforia de tenernos. Nadie sabía de nosotras cuando envolvíamos nuestros murmullos con amuletos musicales. Teníamos el don de la congruencia, la vocación del celo. Éramos dueñas y señoras del dolor.

Huyó una tarde sedienta de rio.

Yo lloré sobre mi vida.

Nunca volví a despertar en las mañanas.

viernes, 16 de julio de 2010

Escuchame,
como tu, conozco el olvido.
No, no conoces el olvido.
Como tú, estoy dotada de memoria.
Conozco el olvido.
No. No estás dotada de memoria.
Como tú, yo también he intentado
luchar con todas mis fuerzas
contra el olvido.
Como tú, he olvidado.
Como tú, he deseado tener
una memoria inconsolable,
una memoria de sombras y piedras.
He luchado por mi cuenta,
con todas mis fuerzas,
contra el horror de ya no entender
la necesidad de acordarse.
Como tú, he olvidado.
¿Por qué negar
la necesidad evidente de la memoria?
Escúchame. Todavía sé.
Volverá a empezar.


Me encuentro contigo.
Me acuerdo de ti.
¿Quién eres?
Me matas. Me das placer.
¿Cómo saber que esta ciudad
estaba hecha para el amor?
¿Cómo saber que tu cuerpo
estaba hecho para el mío?
Me gustas.

Qué acontecimiento: me gustas.

Qué lentitud, de repente.
Qué dulzura.
No puedes saber.
Me matas.
Me das placer.
Me matas.
Me das placer.
Tengo tiempo.
Te lo ruego.
Defórmame hasta la fealdad.
¿Por qué no tú?
¿Por qué no tú, en esta ciudad
y esta noche,
tan parecida a las demás
como para confundirla?
Te lo ruego.
Qué piel más bonita tienes.

Tú.


de Hiroshima mon amour. Alain Resnais