miércoles, 3 de abril de 2013



"me callo la boca, pero esta boca que tengo es mi única certeza, el único trazo, mi piel de esta boca que se me descascara, que me destierra de la muerte, que se me ha ido llagando, me levanto a la mañana sabiendo que cuento con otro día por esperar, un día que se construirá igual a los otros, que caminará conmigo las mismas calles, que cruzará el mismo puente, el mismo río que divide esta misma ciudad, que pisará las mismas barras inscritas sobre el cemento. Una espera fría, exacta, frívola, como frívola es la boca que te desea, que desea que la cerques, que la corrompas, que la muerdas, que la enfrentes vacía al vacío de esta boca, no para que la colmes ni para que desembarques en ella tu triste lengua, ni para que me escribas la carne, ni para que gobiernes con tu boca esta boca, ni para medir el espacio, la frontera por la que me matan, el límite de donde termina este vacío y donde comienza tu boca. Tu boca que no se abre sino para arrojar palabras como cuchillos, como si fuese un alud el que rodara desde dentro, tu boca que se tuerce para pronunciar las mismas palabras que me oprimen el pecho, que me sofocan, que me someten a un laberinto que haría perderse a mi boca, mi boca que siempre se pierde, temerosa porque tu boca la engañe..." HIJA DE PERRA. Malú Urriola.

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